¿Alguna vez has escuchado la frase «Si sabes inglés puedes arreglártelas en todas partes»? Personalmente, yo la he escuchado muchas veces seguida de la pregunta: «¿Por qué aprendes otro idioma? Sabes inglés.» La verdadera pregunta es: «¿Realmente es tan sencillo arreglárselas en todas partes sabiendo inglés?» En realidad, ¡la respuesta no es tan sencilla! ¡Puede haber diferencias lingüísticas que nos lleven a malentendidos!
Mi primer gran malentendido cultural y lingüístico
Estaba a punto de comenzar un viaje de 3 días a Pekin. Me parecía que en Pekin no tendría ningún problema relacionado con el idioma. Al ser una ciudad muy turística, pensaba que podría arreglármelas hablando inglés. Sin embargo, resultó ser todo un desafío. Eso sí, en las taquillas de las atracciones turísticas del centro de Pekin, donde iban los extranjeros, no había ningún problema para entenderse en inglés. Sin embargo, si querías viajar en autobús o metro, preguntar por algún lugar, pedir algo para comer o alojarte en un hotel barato, ¡era imposible hacerlo en inglés! Había que hacerlo en chino mandarín.
Los horarios y billetes de autobús SOLO estaban escritos en el alfabeto chino. El metro fue el único sitio en el que pude encontrar una transcripción de las paradas. Sin embargo, en la taquilla no fui capaz de comprar un billete. Durante más de media hora estuve buscando a alguien que pudiera ayudarme a comprar el billete correcto. Me sucedió algo parecido en una visita que hice a la Gran Muralla China. Como consecuencia, esto me motivó a aprender chino mandarín en el futuro.
Durante mi primera clase de chino mandarín el dueño de la academia, que estaba allí para dar la bienvenida a los nuevos estudiantes, respondió mi pregunta y resolvió el misterio. Él me dijo que los chinos no tienen confianza en sí mismos a la hora de hablar inglés. Por ello, simplemente prefieren no decir nada en inglés. Ellos creen que cometer errores lingüísticos al hablar un idioma extranjero es una pérdida tanto de prestigio como de dignidad. Entonces, recordé que ni los estudiantes jóvenes ni incluso la policía querían ayudarme.
Afrontando una realidad completamente nueva
Cuando nos fijamos en la mayoría de países europeos, nos damos cuenta de que al menos podemos leer algo en sus diferentes idiomas. Conocemos los números y hay muchas palabras que son similares en diferentes idiomas, como pueden ser «hotel, restaurante». Sin embargo, cuando visitamos un país donde el alfabeto y la cultura son completamente diferentes, podemos sentirnos completamente perdidos. En mi caso puedo decir que, ¡el traductor chino-inglés del teléfono me salvó durante esos 3 días!
Además, cuando estamos en un país muy exótico en comparación con nuestro país de origen, a menudo podemos convertirnos en una atracción turística debido a nuestra altura, ojos o color de nuestra piel. Por ejemplo, en Pekin muchas personas se me acercaron porque querían sacarse una foto conmigo.
¡Otros idiomas popularmente hablados también pueden sorprenderte!
Personalmente, ¡he tenido la suerte de viajar a varios países hispanohablantes! Gracias a ello, sé español bastante bien y soy capaz de comunicarme en este idioma sin problemas. Durante uno de esos viajes, visité 3 países diferentes de América Latina. Fue entonces cuando aprendí que el término «lo siento» es diferente según el país. Hasta que realicé este viaje estaba acostumbrada a utilizar la palabra «perdón», que es la forma más enseñada. Sin embargo, cuando estaba visitando el segundo país de aquel viaje que hice, estaba en una tienda y quería pasar por delante de alguien. Por ello, dije «perdón» y me corrigió diciendo que debía decir «con permiso».
En consecuencia, cuando visité el tercer país de aquel viaje, utilicé la expresión «con permiso». Sin embargo, en esa ocasión alguien contestó diciendo que yo no había hecho nada malo y que, por ello, no tenía que decir eso. En mi defensa, expliqué que quería decir «perdón» de manera educada. Ellos me dijeron que, en ese caso, la forma que se utilizaba allí era «disculpa». Gracias a esa experiencia, ahora sé que es importante ser consciente de las diferencias culturales para evitar malentendidos y conflictos, los cuales no serían el resultado de hacerlo con maldad sino de que utilizamos diferentes expresiones que tienen el mismo significado.
En ese tipo de situaciones puede que alguien de otra región quiera corregirte, sin ser consciente de que lo que estás diciendo es correcto en la región en la que estás, o viceversa. Hoy en día, gracias a internet, este problema es mucho menor de lo que solía ser antes. Aún así, puede seguir ocurriendo. Por ello, cuando te corrijan en una situación así, es bueno «seguirles la corriente» y aceptar su sugerencia en lo que dure la conversación ya que la mayoría de veces lo dirán con buena intención y esto hará que tengas una relación positiva con ellos.
Puede que pienses:“…pero así es como me enseñaron a decirlo.”
La lengua española es un buen ejemplo ya que se utiliza en muchos países. En cada uno de esos países la pronunciación, las formas gramaticales y el vocabulario son diferentes. Generalmente, en el colegio se aprende el «español estándar», conocido como «castellano». Si nunca has escuchado ningún otro dialecto español, es posible que no entiendas nada. Lo mejor es aprender primero la estructura y el vocabulario del «castellano» y una vez que te sientas cómodo/a, puedes empezar a aprender algún dialecto.
Sin embargo, a veces es difícil encontrar libros con los que aprender, por ejemplo, «Español mexicano» o «Español andaluz». Por eso, una buena forma de aprender ese tipo de «versiones del español» es escuchar la pronunciación de ese país o región. Por ejemplo, si quieres aprender español mexicano, puedes ver programas televisivos mexicanos, escuchar la radio o leer artículos o blogs de personas de allí. Eso nos ayuda a aprender el vocabulario que se utiliza en el día a día.
No aprendas solo el idioma de un país determinado, aprende también su cultura
Al aprender un nuevo idioma, también merece la pena conocer las especificidades lingüísticas y culturales de ese país y, a veces, un poco de historia. Merece la pena conocer sus costumbres y, sobre todo, estar abierto/a a lo que es diferente y nuevo.
Por ejemplo, cuando empecé a aprender español decidí viajar a Barcelona y Madrid para practicarlo. En Barcelona, cada vez que intentaba hablar español, me respondían en inglés. La verdad que eso me sorprendió pero despueés aprendí que ellos prefieren hablar en catalán en vez de en español y, si alguien no entiende catalán, prefieren hablar en inglés antes que en español. Cuando fui a Madrid y algo me parecía más complejo de preguntar, lo preguntaba en inglés. Sin embargo, ¡solo me respondían en español! Fue una experiencia bastante divertida para mí.
En consecuencia, aprendí mucho sobre las complejidades de los diferentes idiomas y culturas que hay en España y sus relaciones entre ellos. Esto supuso un gran contraste para mí viniendo de Polonia, un país donde todos hablamos un único idioma: polaco.
Adaptación a nuevas versiones del mismo idioma
Viajando por el mundo tuve la oportunidad de escuchar diferentes acentos y dialectos de inglés, español y portugués. Me di cuenta de que es importante aprender las diferentes versiones de un mismo idioma. De lo contrario, se pueden crear malentendidos lingüísticos. Si nos fijamos en el español que hablan en Madrid, podemos ver que es una lengua clara; la que aprendemos en los cursos y la que escuchamos en la radio y televisión. En cambio, en Andalucía (una región del sur de España), las terminaciones de las palabras desaparecen y el idioma suena más similar al crujido de un papel, con el sonido de «sh» al final de las palabras.
Durante mi primer viaje a Perú, fui a un tour para españoles. Había personas de diferentes países. En el autobús, a mi lado había una familia muy habladora. Tras escucharles, estuve un buen rato preguntándome de qué país serían. Deduje que tenían que ser de un país en el que nunca había estado ya que su acento y pronunciación no se me hacían familiares. Al final decidí preguntárselo. Para mi sorpresa, ¡resultó que eran españoles! Concretamente, eran de Sevilla. Por eso, además de estudiar idiomas a través de los libros, también es importante estar en contacto con el idioma cotidiano. Necesitas rodearte del idioma y aceptar las diferencias que existen entre las regiones o países. A veces puede ser difícil pero, ¡también hay veces en las que puede ser muy divertido y esclarecedor!
Aparte del vocabulario y la gramática, también conocemos una versión diferente del mundo a través de la pronunciación. Cada idioma describe a su manera el mundo que le rodea. Por eso, es imposible traducir todo palabra por palabra. Por ejemplo, si traducimos literalmente la expresión inglesa «that’s cool» a otro idioma, probablemente podríamos preguntarnos por qué decimos que algo es «frío» (cool) – ¡cuando en realidad significa «genial»! Intentar traducir las cosas literalmente puede provocar muchos malentendidos, especialmente al principio del aprendizaje.
Abre tu mente e intenta empezar a pensar en otro idioma
Es fácil de decir pero difícil de implementar… ¡Lo sé! Pero realizar ese acercamiento al idioma lleva tiempo. Como siempre, gran parte depende de los materiales del curso que se utilicen y del método de aprendizaje. Lo más importante es estar en contacto constante con el idioma, rodearse de él y aprenderlo junto con el contexto que le acompaña en lugar de aprender palabras individuales o frases sacadas de contexto. Por ejemplo, una buena manera de hacer esto es escuchar música, ver series o leer artículos en el idioma que estés aprendiendo, ¡todos los días!
Para mí, es un punto de inflexión el momento en el que puedo decir una frase en un idioma diferente sin tener que pensarla primero en mi idioma nativo. Es una señal de que cada vez me siento más cómoda con el idioma que aprendo. A veces sucede un fenómeno interesante. Una vez que conozco mejor un idioma, ¡a veces me cuesta encontrar las palabras equivalentes en mi lengua nativa! Por eso es buena idea tener la mente abierta ante un nuevo idioma, ¡en poco tiempo empezarás a pensar en ese idioma!
¿Y, sabes qué? Para ello, ¡no tienes que esperar a tener un nivel «B1»! Te puede suceder durante las etapas iniciales del aprendizaje, en menor medida, con el vocabulario o con oraciones que conozcas. Puedes sentir una gran satisfacción cuando entiendas una frase en un idioma extranjero sin intentar traducirla primero en tu cabeza.
«¿Aprenden más rápido los niños?»
Sí y no. ¡Tardan varios años en aprender su primer idioma! De hecho, solo aprenden las reglas gramaticales correctamente una vez que están en el colegio. Al principio, ellos solo aprenden del entorno. Después de todo, nadie enseña gramática a un niño pequeño. Al principio, un niño escucha mucho y está rodeado del lenguaje incluso cuando aún no puede hablar. Empieza a conectar lentamente las palabras repetidas con sus contextos. Gracias a esto, el niño empieza a reaccionar a esas palabras. Después, empieza a hablar diciendo palabras sueltas y repitiendo muchas cosas que escucha de sus padres. Los niños solo sistematizan el aprendizaje y comienzan a eliminar los fallos cuando empiezan el colegio.
Si nos aplicamos esto, nosotros/as como estudiantes adultos de idiomas que somos, todavía podemos empezar a hablar y a comunicarnos en el día a día en el idioma que estamos aprendiendo siempre que sea posible. Para nosotros/as es más fácil entender una nueva estructura, teniendo en cuenta que ya somos conscientes de que nuestro propio idioma tiene una estructura. Podemos hacer esto ya sea comparando o sacando conclusiones sobre lo que es diferente.
Cuando somos niños, absorvemos el idioma a través de la pronunciación y el acento de nuestros familiares más cercanos, a los que escuchamos a diario. Es por eso por lo que dos personas que viven en el mismo país pero en regiones diferentes pueden expresarse de forma ligeramente diferente. Podríamos encontrar diferencias sorprendentes entre esas personas. En esa situación, es imposible decir que una versión es la correcta y la otra no. En realidad, ambas son correctas. Simplemente provienen de diferentes partes del país.
Cada idioma nuevo se hace más fácil de aprender y ayuda a entender otros idiomas mejor
Independientemente de cuál sea nuestra motivación hay un objetivo principal: queremos entender algo o comunicarnos con alguien. Afortunadamente, una vez que sabemos un par de idiomas, esto puede ayudarnos a aprender más idiomas.
Por ejemplo, yo soy hablante nativa de polaco. Sé muchos idiomas y estoy aprendiendo algunos más. Cada idioma nuevo que aprendo es como una aventura para mí. Si estoy aprendiendo ruso, dado que tiene muchas similitudes con el polaco, puedo aprovechar mi conocimiento de polaco para aprender ruso más rápido. Además, puedo hacer lo mismo cuando aprendo italiano: puedo aprovechar mis conocimientos de español para aprenderlo más rápido.
Es más, a veces hay «cognados», es decir, palabras que son transferibles entre idiomas, como hotel y restaurante, por ejemplo. Esas palabras pueden cambiar ligeramente pero podemos captar su significado rápidamente. Esto significa que no tenemos que empezar de cero cuando aprendemos un idioma. Además, cuantos más idiomas sabemos, más cognados tenemos en nuestra base.
Cada uno de nosotros/as tiene una razón o motivación para aprender un idioma. Puede ser un viaje (como suele ser en mi caso), un trabajo, la incorporación de un nuevo miembro a la familia (por ejemplo, un nuevo yerno o una nueva nuera), un nuevo amigo/a de otro país, o tal vez nos interese un libro de otro país (por ejemplo, tal vez queramos leer Don Quijote de la Mancha en español). Esto también nos ayuda a entender a otras personas, otras ideas y otras maneras de pensar. Nos ayuda a tener una mentalidad más abierta.
¿Similar o diferente? ¡Aprovechemos las similitudes y amemos las diferencias!
Empecemos con «¿Cómo estás?» Es una de las primeras frases que aprendemos en cualquier idioma. Por ejemplo, en inglés, húngaro o las lenguas romances se expresa con el verbo «Estar» (es decir, «¿Cómo ESTÁS?»). Mientras que en polaco, checo o eslovaco se expresa con el verbo «TENER» (es decir, sería ¿»Cómo te TIENES a ti mismo?»). En cambio, ¡en chino no hay que utilizar ningún verbo en esa frase!
Para las personas que solo están acostumbradas a una forma de expresar «qué tal están», expresar la misma idea con un verbo completamente diferente puede ser un concepto muy abstracto. En cierto modo, «cómo estás» muestra que el cómo nos sentimos es un estado de ser. Mientras que en el caso de «¿Cómo te tienes a ti mismo?» el cómo nos sentimos se expresa a través del concepto de pertenencia. Es bastante abstracto, ¿verdad?
No todas las palabras tienen una traducción directa en todos los idiomas.
Ahora, continuemos centrados en el verbo «TENER». Este verbo por sí solo puede provocar muchos malentendidos lingüísticos. En mi caso, es uno de los verbos básicos que he aprendido bastante rápido en cualquier idioma. Sin embargo, en húngaro NO existe. Ellos expresan la pertenencia de una forma completamente diferente y, ¡no necesitan incluir este verbo en su idioma!
Echemos un vistazo a estas dos frases:
1. Tengo una hermana.
2. 2. Tengo dos gatos.
En húngaro, la traducción de estas dos frases sería:
1. Es hermana-mi
2. Es dos gato-mío
Por lo tanto, en húngaro definimos algo o a alguien señalando de quién es, pero no podemos decir directamente que lo tenemos. El segundo ejemplo que hemos visto es mi favorito porque muestra la dificultad de este idioma así como su singularidad y su belleza. En esa oración tenemos algunos elementos más que son difíciles de entender:
A) “Dos gato”: al contar un sustantivo, el sustantivo permanece en singular. En otras palabras, no pluralizamos el sustantivo. Así que en húngaro decimos: dos gato, tres gato, etc.
B) Usamos una forma verbal en singular porque el sustantivo está en singular, mientras que el «número» de delante del sustantivo es solo información adicional.
C) En inglés, el sujeto de la oración sería «Yo», mientras que en húngaro es «Hermana» o «Gato».
¡Ah, esos pronombres personales! ¡También pueden provocar malentendidos lingüísticos!
Otra cosa a tener en cuenta al aprender un idioma nuevo es el uso de pronombres personales (o no, en algunos casos). Por ejemplo, en inglés y francés es obligatorio. Si no se menciona el pronombre en la frase, puede resultar confuso ya que las formas verbales suelen ser las mismas (por ejemplo, je peux, tu peux, etc – yo puedo, tú puedes,etc. Si quitamos el pronombre personal, no sabremos si estamos hablando de “yo” o de “tú”).
Por otra parte, tenemos el polaco o las lenguas romances (como el español o el italiano), en las que sí omitimos el pronombre personal. En estas lenguas que acabamos de mencionar el uso del pronombre personal es opcional y, a veces, solo se utiliza para reforzar la oración (por ejemplo, como en la oración: «A mí me gusta el helado»).
Tanto en polaco como en español cada forma verbal es diferente en función del pronombre, lo que significa que podemos omitir el pronombre. Por lo tanto, los hablantes de esos idiomas entienden perfectamente el significado tanto si se utiliza un pronombre como si no. Además, cuando aprendan un idioma en el que se utilicen o no los pronombres, a ellos les resultará más fácil.
Ahora veremos otro ejemplo de cómo el mismo pronombre puede significar cosas diferentes. Un buen ejemplo de ello es el pronombre «You» en inglés. Este pronombre puede significar tanto «tú» como «vosotros/as». Solo el contexto indicará si nos referimos a «tú» o a «vosotros/as», ya que la forma verbal será igual en ambos casos (por ejemplo, diremos «you are» para decir «tú eres» o «vosotros/as sois»). En cambio, muchos idiomas incluyen dos pronombres diferentes para hacer referencia a «you» en inglés. Así es más sencillo comunicarse. Por ejemplo, en francés se utilizan los pronombres «tu» y «vous»; y en polaco se utilizan los pronombres «ty» y «wy».
Artículos…¿con género? ¿Definidos o indefinidos? Masculino, femenino y…¿neutro? ¿Qué? Ayuda, ¡por favor!
Otra de las cosas que puede generar malentendidos lingüísticos son los artículos. En alemán tenemos los artículos definidos ”der, die, das” (como «la», «el», «los» y «las» en español), que corresponden a 3 géneros diferentes (masculino, femenino y neutro). Para alguien que su idioma nativo sea un idioma sin géneros, como el inglés, ¡esto puede ser sorprendente! Los géneros masculino y femenino los podemos entender pero, ¿cómo puede haber un género neutro? En polaco, al igual que en alemán, existen 3 géneros. Sin embargo, en polaco los expresamos a través de la terminación de sustantivos y adjetivos (no con artículos, dado que no los usamos). En español y en portugués, en cambio, solo hay 2 géneros (masculino y femenino), por lo que son mucho más fáciles de aprender.
El húngaro, por ejemplo, no tiene géneros. Como consecuencia, puedes leer un libro en húngaro y no saber realmente el género de los personajes. Imagínate que crecieras en una cultura y un idioma «sin géneros» en el idioma. ¿Cómo de diferente sería el proceso de pensamiento? Además, ¡imagínate lo desafiante que puede ser para ellos el hecho de aprender o memorizar géneros cuando aprenden un idioma que tiene 2 o 3 géneros!
En polaco, teniendo en cuenta que en realidad no tenemos artículos, aprender la diferencia entre los artículos definidos y los indefinidos (como «ein, eine» en alemán o «a,an» en inglés), ¡puede suponer todo un desafío! En inglés es bastante más simple. Pero utilizar el artículo incorrecto en alemán puede generar confusión.
Viendo todas las complejidades que hay dependiendo de cada idioma, simplemente tenemos que aceptarlas cuando aprendamos un nuevo idioma. Tenemos que escuchar y poco a poco asimilar esos conceptos viendo diferentes ejemplos.
Hay diferentes casos o, en términos más simples…palabras con diferentes terminaciones en función del contexto.
Un gran desafío para las personas que aprenden alemán o cualquier lengua eslava (como el polaco) son los casos, ya que en la mayoría de idiomas no existen. En el inglés moderno, solo hay pocas excepciones en las que vemos casos. Por ejemplo, “who” se convierte en “whom” o “whose”. También podemos ver otros ejemplos en el antiguo inglés, como son «you, yours, thy, thine».
Sin embargo, en los idiomas que hay casos, la palabra a la que se aplica el caso nos da mucha información. Por ejemplo, en alemán hay 4 casos: nominativo, acusativo, dativo y genitivo. En polaco hay 7 casos, esto significa que un pronombre, nombre o adjetivo será diferente según el caso que haya que aplicarle (¡al menos no hay artículos!), el número (si es singular o plural) y el género (masculino, femenino o neutro). Esto puede ser muy abstracto y mucho para aprender para alguien que su idioma nativo no contiene casos. Además, puede llevar a malentendidos lingüísticos si se utiliza el caso incorrecto en alguno de los idiomas que funcionan con casos.
El orden de una frase: ¿es tu idioma flexible?
Otro elemento que refleja fuertemente el carácter del idioma y, por lo tanto, la cultura de una nación determinada es el enfoque del orden de las oraciones. En francés e inglés todo sigue un orden: pronombre, verbo, objeto directo, objeto indirecto, etc. Es cierto que las preguntas se invierten pero hay muchos elementos que siempre se colocan en el mismo lugar.
Por otra parte, hay otros idiomas que son muy flexibles, como el polaco. En este tipo de idiomas las oraciones afirmativas y las preguntas, a menudo, pueden parecer idénticas y la única diferencia entre ellas es la entonación y el signo de interrogación. Además, en los idiomas flexibles las oraciones y las preguntas pueden aparecer escritas de diferentes maneras. Por ejemplo, el orden de las palabras puede tener diferentes variaciones porque los casos brindan toda la información que necesitamos saber para comprender la función de cada palabra. A pesar de que aprender los casos sea difícil, crear las oraciones es mucho más sencillo.
En idiomas como el alemán o el inglés, si no estás acostumbrado/a a un idioma en el que las palabras deban seguir un orden, es más difícil captar las reglas y verificar que la oración sea correcta. Esta es probablemente una «incomodidad lingüística» común para los angloparlantes cuando escuchan las palabras en un orden incorrecto. Es posible que algunas personas entiendan el significado dado que las palabras están en la oración. En cambio, a las personas que solo hayan escuchado hablar su idioma a hablantes nativos, podría costarles acostumbrarse a eso.
En conclusión, puedo decir que hay muchos factores que pueden causar malentendidos lingüísticos pero, ¡aprender idiomas nuevos puede ser divertido!
Como puedes ver, cada idioma tiene sus propias características que no pueden ser directamente traducidas a otros idiomas. Esto es precisamente lo que hace que aprender nuevos idiomas sea una gran aventura en la que podamos descubrir muchas cosas nuevas. Es un gran viaje para conocer otras culturas, personas, costumbres, tradiciones y preferencias.
Yo, principalmente, aprendo nuevos idiomas porque me gusta. Me permite comunicarme con personas de otros países cuando viajo. Incluso me ayuda a comunicarme con algunas personas en el trabajo (¡esto solo es una ventaja adicional!). No necesito alcanzar un alto grado de fluidez en cada idioma. Lo que realmente me satisface es el proceso de aprender un nuevo idioma. Yo creo que tener una mentalidad abierta y disfrutar aprendiendo nuevas cosas es algo fundamental. ¡Realmente puede ayudarnos a obtener buenos resultados cuando aprendemos idiomas! Deseo que disfrutes y te emociones mucho cuando aprendas tu próximo idioma nuevo.
Si acabas de decidir que quieres aprender un nuevo idioma, puedes inscribirte aquí para aprenderlo. Si alguna vez has vivido alguna situación causada por un malentendido lingüístico, me encantaría poder leerla. ¡Te animo a que me la cuentes en un comentario al final de este post!